viernes, junio 02, 2006

Gesto familiar

Ya no me sorprende ver ese rostro apático pues hace noches que lo veo y creo que me he acostumbrado.

Siempre tiene ese gesto en los ojos, mira más allá de lo lejano para irónicamente poder verse a si mismo.

Su boca ausente de palabra tiembla ante la necesidad de maldecir, ante la necesidad de escupir lo que tiene en frente y después besar, besar hasta morir.

Esos oídos casi sordos de vez en cuando oyen de más y están condenados, porque sirven para ser heridos pero nunca para herir.

Su nariz pequeña se entretiene al respirar la fetidez, al respirar el odio que se evapora, se consuela así porque le hace falta respirar el aliento de alguien más.

Y siempre esa mueca inocua, su rostro ajeno al mundo y a si mismo, esa quietud bañada en miseria, en agonía silenciosa, en ganas de amar.

Hoy no veo ese rostro,

el espejo se rompió.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

No dejes que el espejo se quiebre del todo, del otro lado está el tablero de ajedrez.
Te invito a cantar una canción de cuna mientras llegamos a la octava casilla porque ya son dos reflejos los que se jactaron de ser peones.

Collective Soul dijo...

Ojala yo tuviera esa habilidad poetica y narrativa, ...bacano!