domingo, junio 11, 2006

Palabras remojadas

Llueve sobre nuestras palabras...

Se lavaron mis malos versos,
se destiñen las mentiras,
se moja el seco cuento,
se derrite la pesadilla.

Quedó desnuda la metáfora,
se desbordaron las pasiones,
bebieron lluvia tus prosemas,
se mezclaron los colores.


Se apagó el monólogo de
mañana,
odas gotean tu cabeza,
se quedó el dolor en la ventana,
un soneto traspasa la tibieza.

Se rompió la paradoja,
quedó limpia el alma,
cayó una rama vieja,
sobre el miedo del poema.


Y mis ojos se mojan en los tuyos...

viernes, junio 02, 2006

Gesto familiar

Ya no me sorprende ver ese rostro apático pues hace noches que lo veo y creo que me he acostumbrado.

Siempre tiene ese gesto en los ojos, mira más allá de lo lejano para irónicamente poder verse a si mismo.

Su boca ausente de palabra tiembla ante la necesidad de maldecir, ante la necesidad de escupir lo que tiene en frente y después besar, besar hasta morir.

Esos oídos casi sordos de vez en cuando oyen de más y están condenados, porque sirven para ser heridos pero nunca para herir.

Su nariz pequeña se entretiene al respirar la fetidez, al respirar el odio que se evapora, se consuela así porque le hace falta respirar el aliento de alguien más.

Y siempre esa mueca inocua, su rostro ajeno al mundo y a si mismo, esa quietud bañada en miseria, en agonía silenciosa, en ganas de amar.

Hoy no veo ese rostro,

el espejo se rompió.